El estrés puede ser el mejor amigo de la memoria. Rajita Sinha, profesora de psiquiatría y neurobiología de la Universidad de Yale, desglosa los efectos del estrés sobre la memoria y su relación problemática con la demencia.
La gente usa el término “estrés” con mucha flexibilidad, por lo que la especialista Rajita Sinha lo define como el proceso por el cual reaccionamos a estímulos que son amenazantes, desafiantes o abrumadores. En un extremo está el estrés controlable, aquel en el cual si uno toma la acción correcta puede recuperar rápidamente el control, en el otro extremo esté el estrés incontrolable; perder la casa o terminar una relación importante cabría en esta categoría. Los dos tipos a menudo se superponen.
Deja su marca
El cerebro puede captar muy rápidamente una amenaza incontrolable y recuperar de manera inmediata la información relevante cuando se le vuelve a presentar el mismo estrés agudo, las tensiones controlables, como no tener suficiente tiempo de estudio para un examen, también dejan su huella.
El enlace de la memoria
Normalmente, alguien que está estresado será capaz de concentrarse en la tarea que está haciendo, pero podría olvidar cosas que no están específicamente relacionadas con dicha tarea.
Estudios recientes han demostrado que el riesgo de demencia y otras enfermedades relacionadas con la memoria aumenta de manera considerable cuanto más estrés incontrolable se sufre. Sinha indica que análisis con escáneres cerebrales muestran que la pérdida de un ser querido o el haber sido testigo de un hecho violencia tienen un enorme efecto sobre las neuronas.
La recuperación
La buena noticia es que el cerebro es dinámico y que el daño neuronal se puede revertir. Sinha recalca que la investigación del cerebro ha documentado la existencia de neurogénesis (crecimiento y desarrollo del tejido neuronal), aunque todavía no ha identificado qué tipo de pérdida memoria relacionada con el estrés puede ser revertida.