El máximo Pontífice llevó a cabo el tradicional lavado de pies, previo al viernes santo, en esta ocasión fueron 12 reos en Roma, en donde recordó que los sacerdotes ya no pueden ser aburridos.
El Papa Francisco celebró la representación de la Última Cena de Jesús con los 12 apóstoles con una misa celebrada en una iglesia de Roma y lavó los pies al mismo número de detenidos, como también hizo Cristo con sus discípulos, los reclusos, 6 hombres y 6 mujeres, se dijeron conmovidos por el acto de humildad del Pontífice, en donde además fueron testigos 300 de los 2 mil 100 reclusos de la cárcel de Rebibbia.
En su discurso, el Pontífice argentino recordó que el amor de Jesús no tiene límites porque no se cansa de amar, de perdonar, de abrazarnos y subrayó que limpió los pies a sus discípulos en un gesto de humildad; ya durante la Misa Crismal, celebrada en el Vaticano, recordó a los sacerdotes que no pueden ser "pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos".